domingo, 24 de febrero de 2013

"LOS DETALLES.." LA MENTE Y LOS CENTROS

Entre los "detalles"  que pasan inadvertidos en los estudiantes gnósticos es el trabajo que realiza nuestra mente, que personificamos en el Demonio de la Mente, en la manifestación del Ego en nuestros Centros.
Si nos auto-observamos el Centro Intelectual de inmediato veremos fluir en continua sucesión pensamientos de todo tipo. Recuerdos de eventos vividos en nuestro trabajo, situaciones de la vida familiar, imágenes de nuestro paso por la vía pública, nuestro barrio, nuestra ciudad, etc.
Es un continuo recordar o proyectar imágenes basadas en el recuerdo de cosas vividas o proyección de cosas que nos gustarían vivir, que forman nuestros anhelos y nuestros proyectos familiares, sociales, laborales, etc.
Generalmente, todos nuestros pensamientos pasan inadvertidos. No reparamos en ellos. Lo tomamos como una función normal del "animal intelectual". Grave error.
Es imposible dar el primer paso en el Despertar de la Conciencia si no somos capaces de tomar conocimiento cabal de todos nuestros pensamientos.
Detrás de cada recuerdo, detrás de cada proyección mental se esconde agazapado un Yo Psicológico.
El Ego necesita manifestarse, debe alimentarse y para ello necesita apoderarse de nuestra máquina humana y manifestarse en el Mundo Exterior, y la puerta que suele buscar abrir es nuestro Centro Intelectual.
Veamos esta analogía: cuando estamos aburridos en nuestra casa, y queremos ver televisión, tomamos el control remoto y comenzamos a realizar zaping. Repasamos de a una las distintas señales de los distintos canales en todos sus rubros. Vemos los canales de deportes, los que dan noticias, las señales que proyectan cine, los canales de variedades, los de cocina, los documentales, y un largo etcétera.
En cada canal, vemos imágenes que nos pueden resultar atractivas o no. Según nuestro humor, o nuestro estado emocional, finalmente elegimos una programación que nos "atrapa" y nos quedamos viendo un canal determinado.
Lo mismo hace nuestro Demonio de la Mente.
En la "pantalla" de nuestro televisor interior, el Centro Intelectual, se van proyectando sin interrupción imágenes de lo que vivimos en el trabajo, por ejemplo. Repetimos diálogos con compañeros de trabajo, volvemos a recordar las palabras que dijimos cuando atendimos a un cliente, recordamos los pasos que dimos para solucionar un imprevisto en nuestro trabajo, etc. etc. etc.
Volvemos al momento del desayuno, recordando el diálogo con nuestros hijos, o nuestro esposo o esposa. Recordamos los problemas para estacionar nuestro vehículo. Aparecen imágenes de los circunstanciales compañeros de viaje en el tren , en el subterráneo, en el bus...
Y de todas esas imágenes nosotros nos "enganchamos" con algo: con la discusión en la mesa del desayuno, o con el cliente que atendimos, o con el compañero de trabajo que no hizo lo que nosotros le dijimos que hiciera, o con la minifalda de la chica que viajaba con nosotros en el transporte público...
Y terminamos identificados con una imagen, una situación determinada, una persona o un lugar.
Y allí, cuando nos "enganchamos" con algo, cuando nos identificamos, aparecen nuestros Yoes entrando por el Centro Intelectual y dominando todos y cada uno de nuestros Centros.
El Demonio de la Mente manejó el control remoto en la pantalla de nuestra mente, y nosotros elegimos el programa que queríamos vivir.
Y así, identificados con algún pensamiento, comenzamos a manifestar nuestra Ira, nuestra Envidia, nuestro Orgullo, nuestra Codicia, nuestra Lujuria, nuestra Gula, nuestra Pereza.
Y nuestras energías se pierden en identificaciones con alguno de nuestros Yoes, dormidos e inconscientes, incluso en el Lumisial.

Alejandro Zalazar