viernes, 23 de agosto de 2013

¿ PORQUÉ LA GNOSIS ES "PARA LOS POCOS" ?

Han transcurrido 65 años desde que Victor Manuel Gomez Rodriguez se lanzó a la difusión pública del Esoterismo Gnóstico. Desde Colombia, y luego desde México, completó la difusión de su mensaje en libros, conferencias, diálogos con discípulos, etc.
Su labor Misional se centró en la República de México, hasta su fallecimiento, el 24 de Diciembre de 1977.
Desde el inicio, muchísimas personas escucharon sus enseñanzas y practicaron la Gnosis. Con misioneros prácticamente autodidactas (los Monasterios formalmente iniciaron su labor en 1973) la enseñanza se extendió poco a poco a toda latinoamérica. Luego, pasó a España y desde allí al resto de Europa.

¿Que pasó con los miles y miles de personas que recibieron la enseñanza, desde la década del 50?

Pocos discípulos directos permanecen en las Instituciones Gnósticas. Muchos ya fallecieron, y quienes permanecen aún sólo compartieron los últimos años de la vida de Victor Gomez. Misioneros, Instructores, Sacerdotes, Isis que estuvieron activos en las Organizaciones hasta 1977 hoy se encuentran retirados, no solo de las Instituciones Gnósticas, también se alejaron de la enseñanza.
Además, es incalculable la cantidad de personas que transitaron por los Lumisiales Gnósticos.
Siempre se manejó un dicho que reseñaba la dificultad de vivir la enseñanza gnóstica en las Instituciones:

   "la Gnosis es como un tren en marcha. Muchos se suben a él, muchos se bajan,                             pero muy pocos llegan al final del recorrido"

¿Por qué tan pocos permanecen en el Tren de la Gnosis? ¿Por qué muchos se bajaron de ese tren? ¿ Por qué tantos no sólo abandonaron las instituciones, por qué dejaron la enseñanza?
Hay muchas posibles respuestas para estas dudas, y cada uno de nosotros puede tener conclusiones propias sobre estos interrogantes. Y sin duda que la amplitud del esoterismo gnóstico provoca adhesiones emotivas, identificaciones, fascinación por lo que se puede lograr vivir. Un sinnúmero de posibles experiencias metafísicas, espirituales.

Pero... ¿cuánto de esa enseñanza logramos experimentar, vivir?

Allí se encuentra el centro del problema. Muchas personas adhieren a la Gnosis como creencia, como doctrina espiritual, pero no se preocupan por experimentarla, por comprobar si lo que les explican o ellos mismos enseñan es verdad, se corrobora en los hechos.
Esta actitud, tomar la gnosis como doctrina religiosa, como teoría espiritual, se contradice con los postulados de su fundador, Samael Aun Weor. Él siempre insistió en la necesidad de comprobar la teoría,  vivir la enseñanza.
Y esta postura genera dos consecuencias: por un lado, personas fanáticas que defienden la doctrina y a su fundador sin analizar nada, aceptando todo como si fuera Dogma de Fé.
Y por otro lado produce frustración, desencanto, cuando no logran experiencias que estén más allá de las leyes del mundo físico.
Cuando la enseñanza simplemente queda en el intelecto, no podemos esperar grandes cambios ni firmeza en las convicciones. Tarde o temprano, una nueva teoría o una doctrina más "afable", más "amistosa" que los duros conceptos de Samael nos ilusionan con un cambio, nos tranquilizan haciéndonos creer que con nuestra vida común y corriente podemos llegar a la "Iluminación".
En cambio, cuando se experimentan sucesos que escapan a las leyes físicas, que se relacionan con percepciones o eventos ultrasensoriales antes, durante o después de conocer la enseñanza gnóstica,  nada ni nadie puede separarnos del esoterismo.
Y aclaro: el esoterismo como enseñanza oculta no solo pertenece al gnosticismo. Está presente en cualquier Escuela Iniciática auténtica. La diferencia con otras Escuelas es que el gnosticismo de Samael acerca al público en general a las doctrinas ocultas.
Y en el esoterismo encontramos varias versiones, y los puntos de encuentro y las diferencias con otras Escuelas Esotéricas son claras y concretas: Los Tres Factores.
Allí, en los Tres Factores, tenemos las síntesis del Gnosticismo de Samael, diferente al resto de las Doctrinas Gnósticas de otras épocas de la humanidad.

Alejandro Zalazar